La manera en la que caminas puede revelarte muchas cosas sobre ti mismo, entre ellas, si sufres de alguna patología. Obsérvate y descúbrelo.
Hace relativamente poco se realizó un estudio en el que se puso el acento en el posible vínculo entre el modo de caminar y ciertos trastornos. A continuación veremos bien de qué se trata.
Al igual que cualquiera de nosotros, algunos investigadores de la Universidad de Clarkson ignoraban el hecho de que la manera en la que una persona camina puede revelar si padece alguna patología. Sin embargo, a partir de un estudio que realizaron usando inteligencia artificial, fueron capaces de detectar si una persona sufre de ansiedad.
Si bien la ansiedad es algo normal en ciertos contextos y circunstancias, la preocupación y el miedo que la caracterizan pueden llegar a ser una verdadera patología si aparecen de forma persistente. Según el Instituto Superior de la Sanidad, la gravedad depende del grado de control que tenga la persona, y cuando se llega a un nivel de exceso y persistencia incontrolable, la ansiedad puede resultar bastante problemática puesto que afecta la capacidad para vincularse con otras personas.
¿Cómo saber si tengo ansiedad por mi forma de caminar?
No es la primera vez que se analiza el vínculo entre la ansiedad y la caminata. En el pasado se realizaron estudios similares en los que el equilibrio y el estilo de la marcha podían ser signos específicos de sentimientos particulares.
El estudio del que hablamos ahora comenzaba con un cuestionario acerca del nivel percibido de ansiedad para luego analizar cómo, si es que, ese sentimiento tenía impacto en la manera de caminar del sujeto. Veamos ahora cómo se llevó a cabo.
El método específico empleado por los investigadores para detectar si la ansiedad tenía alguna influencia en la forma de caminar fue utilizar sensores colocados en los sujetos bajo examen. Bastaron sólo dos minutos de caminata para obtener suficientes datos al respecto.
Lo que descubrieron los científicos es que las personas jóvenes que padecen de ansiedad tienen una forma de caminar similar a la de los adultos mayores, esto es, muestran muchas dudas a la hora de dar un paso, tienen una marcha irregular, carecen casi por completo de equilibrio. Además, a lo largo del recorrido parecen buscar constantemente obstáculos que dificulten la marcha.
Otra señal que se ha descubierto en el caso de los adultos jóvenes es la ausencia de un gesto bastante común: darse la vuelta. Quienes no lo hicieron eran personas que sufrían de ansiedad en niveles preocupantes. Asimismo, el equilibrio también era algo que les resultaba difícil de conseguir en una caminata de más de dos minutos. Lo que llamó la atención de los investigadores es la cantidad de personas que dieron muestras claras de padecer este trastorno, a saber: no menos del 75%.