El nacionalismo de vacunas dificulta la inmunidad para terminar con la pandemia de coronavirus. La iniciativa Covax busca una mejor distribución de dosis.
La salida al mercado de las vacunas contra el coronavirus fue una de las noticias que esperaba el mundo. Las campañas de vacunación comenzaron a ritmo lento, pero lo que parecía el inicio del fin contra la pandemia puede convertirse en un gran problema para la humanidad por el nacionalismo de vacunas.
¿Qué es el nacionalismo de vacunas?
Se trata de la diferencia de acceso a las dosis necesarias para que todos los países del mundo puedan comenzar con sus campañas de inmunización. Las naciones más ricas del planeta han adquirido casi la totalidad de las vacunas disponibles y por producirse, lo que deja a los países más pobres expuestos al virus.
Un estudio publicado por la Universidad de Duke (Estados Unidos) advierte que esta conducta es un gran peligro para la salud pública mundial. El comportamiento de las naciones desarrolladas podría dejar sin dosis a los países más pobres en el 2021.
Esto ha generado rechazos en la comunidad internacional. Durante el Foro Económico de Davos, el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa, reclamó por acceso igualitario a las vacunas. Canadá, por ejemplo, ha logrado acuerdos con las farmacéuticas que le aseguran dosis para vacunar cinco veces a toda su población.
Este estudio de la Universidad de Duke estima que cerca del 90% de la población de casi 70 países pobres podrían no ser vacunados durante el 2021.
¿Qué problema generaría este nacionalismo de vacunas?
Las naciones desarrolladas han logrado un fuerte acceso a las vacunas producidas hasta el momento. Esta distribución desigual está basada en la capacidad de estos estados en fomentar los estudios y contar con fondos, lo que ha facilitado acuerdos bilaterales.
Estos países representan apenas el 16% de la población mundial y cuentan con el 60% de las vacunas contra el coronavirus que se han comercializado hasta ahora.
Si el acceso a la vacunación no es universal, será muy difícil ganarle la pulseada a la pandemia. Con gran parte de la población sin inmunidad al Covid-19, es altamente probable que el virus continúe diseminándose por el planeta y mutando.
Esto dejaría prácticamente sin efecto a las vacunas desarrolladas hasta el momento y obligaría a los laboratorios a cambiar constantemente sus fórmulas. Al final del camino, tampoco la población vacunada sería inmune al coronavirus, destacan desde la Universidad de Duke.
Covax, la iniciativa para distribuir equitativamente vacunas
Desde mediados del 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) viene alertando sobre el nacionalismo de vacunas y los riesgos de la distribución inequitativa de dosis. Desde ese momento la OMS creó la iniciativa global Covax, que busca que todos los países tengan acceso a las vacunas producidas. Esto se hizo en alianza con la Fundación Gavi y la Fundación Cepi.
Desde la OMS destacan que Covax se creó para maximizar la eficacia de las vacunas contra el Covid-19, permitiendo que todo el mundo acceda a ellas.
Además, realiza inversiones para acelerar los procesos de producción de las dosis, con la idea de alcanza 2.000 millones hacia fines de 2021. Participan de Covax la mayoría de los países del planeta, incluidos los más desarrollados.
Según las estimaciones de esta iniciativa, una distribución igualitaria de las vacunas podría permitir la vacunación del 20% de la población de cada país del planeta. Esto ayudaría a poner fin a la “fase aguda de la pandemia”.
Pero además, representaría un alivio económico para el planeta, ya que según estimaciones de la OMS, con una población que comienza a ser inmunizada podrían evitarse pérdidas por 375.000 millones de dólares mensuales.
Las dificultades de Covax
Desde la Universidad de Duke ven como positiva esta iniciativa, pero advierten tiene sus dificultades que a la hora ser llevada a la práctica. Y es que, por más que Covax plantee la necesidad de que todos los país del planeta accedan en simultáneo a la vacuna, las naciones desarrolladas agotan la posibilidad de acceso a las dosis.
Para lograr una inmunidad global al virus SARS-Cov-2, desde Duke estiman que es necesario una cobertura de dosis que supere al 50% de los habitantes de cada país. En tanto, para la OMS este número debe alcanzar al 70% de la población mundial.