La contaminación lumínica crece año a año. Tiene efectos negativos en la vida de los animales y en la salud de las personas.
El día y la noche modelan la existencia de los seres vivos de nuestro planeta desde el inicio de los tiempos. La luz y la oscuridad son elementales para completar ciclos biológicos y por eso es importante respetarlas. La contaminación lumínica es un problema que afecta por igual a ecosistemas, animales y humanos.
El problema es real y el brillo que generan nuestras ciudades crece año a año. Se estima que a una tasa del 2% según la Oficina de las Naciones Unidas para el Espacio Exterior (Unoosa).
La luz artificial es considerada como una de las alteraciones más drásticas que el hombre haya realizado sobre la Tierra. Muchas especies de animales, como los invertebrados, necesitan de la oscuridad para poder sobrevivir. Pero la falta de penumbra también tiene consecuencias sobre la salud de las personas y el conocimiento científico.
Los efectos de la contaminación lumínica en la salud
Desde la Universidad de Potsdam (Alemania) advierten que la presencia constante de luz en nuestras vidas limita la producción de melatonina. Es conocida como la hormona de la oscuridad y ayuda a inducir el sueño. Si estamos muy expuestos a luz artificial durante la noche, la secreción de esta hormona se limita.
La exposición a luz artificial durante la noche puede entonces ser una de las múltiples causas de enfermedades o trastornos como el insomnio, la obesidad, afecciones oculares y padecimientos mentales.
El descanso en buenas condiciones de oscuridad favorece varias funciones vitales. Entre ellas se destacan el sueño, el metabolismo y la digestión.
Los especialistas de Unoosa destacan también que la oscuridad es necesaria para el desarrollo de la vida de la mayoría de los animales en la Tierra. Está probado que, en muchas especies, la luz artificial genera desorientación, mortalidad en masa y trastornos de rutinas.
Derecho a cielos oscuros y limpios
En el mundo son cada vez más las organizaciones y ciudadanos que exigen una iluminación más controlada durante la noche. No solo por los problemas de la salud que esto conlleva, sino también por el volumen de carbono que emana a la atmósfera una iluminación continua de noche.
Recientemente un grupo de jóvenes activistas contra el cambio climático realizó una intervención en París apagando cartelería de negocios que permanecía encendida de noche cuando esto no era realmente necesario.
Según la ONG Dark Sky Assosiation, un tercio de la iluminación disponible en Estados Unidos está encendida toda la noche cuando no es necesario. La organización estima que esto tiene un costo de 3.000 millones de dólares al año.
La contaminación lumínica afecta también a la posibilidad de poder observar el cielo correctamente y al patrimonio natural y cultural del mundo. Es por esto que estos activistas plantean el derecho a tener cielos nocturnos oscuros que le permita a científicos estudiar el cielo, a aficionados disfrutar de las estrellas y que se mitiguen los impactos en la salud.
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