Contar con la bandera azul es garantía de «salud» para las playas, algo muy importante puesto que darse un chapuzón en aguas limpias no es algo menor. No obstante, existen algunas bacterias en los litorales marítimos de varios países que son muy peligrosas para la salud y que han sido descubiertas en un reciente estudio.
Para muchos, el verano ya comenzó con el primer chapuzón en alguna playa paradisíaca donde la arena y el agua semejan lo que conocemos como paraísos terrenales, sobre todo si tenemos una bahía entera a nuestra disposición. El problema, no obstante, se esconde a nuestra vista, y puede convertir ese paraíso en un infierno. Es algo que hemos provocado nosotros mismos mediante nuestros malos hábitos.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) se dedica a estudiar este problema, y ha coordinado una investigación en la que se ha constatado que la producción de plástico va en aumento. Lo peor es que dentro de 40 años podría llegar a triplicarse. Actualmente, se producen 460 millones de toneladas anuales, pero para el año 2060 la cifra se ampliará notablemente estimando que alcanzará los 1.230 millones de toneladas. Nuestro ritmo de producción es mucho mayor que la capacidad del planeta para procesarlo y eliminarlo, y estas cantidades son sin duda insostenibles. Pero esto no es todo.
Disponer de manera adecuada del plástico que utilizamos es algo crucial para la salud, tanto nuestra como del planeta. No obstante, existen algunas bacterias en los litorales marítimos de varios países que son muy peligrosas para la salud y que han sido descubiertas por un estudio escocés reciente.
Plástico: el problema que no queremos ver en las playas
Entre los desechos más comunes que se hallan en las aguas residuales que van a parar a algunas costas, debido a que se los arroja directamente al inodoro, se hallan las toallitas húmedas, los cotonetes y demás productos de higiene personal. Esto puede traer muchas y muy peligrosas consecuencias.
Los residuos plásticos que terminan en el mar a causa de la mala gestión de los desagües públicos y privados, además de dañar gravemente el ecosistema, pueden ser un caldo de cultivo ideal para muchas bacterias, lo cual pondría en serio peligro nuestra salud.
En concreto, la Universidad de Stirling, Escocia, llevó adelante un estudio a partir del cual se descubrió que los cotonetes y las toallitas húmedas tiradas al inodoro albergaban colonias de bacterias fecales en las costas de Edimburgo a causa del desagote del alcantarillado en esas zonas marítimas.
La razón por la que bacterias como la E. coli y los enterococos intestinales proliferan tanto y tan rápido en ese tipo de desechos es doble. Por un lado, porque éstos proporcionan una mejor superficie adherente que las algas o la arena; por el otro, debido a lo que tarda en degradarse el plástico, lo cual le da más tiempo a las bacterias para reproducirse. Los investigadores descubrieron, además, la presencia de vibrio, un tipo de bacteria que es responsable de una gran variedad de enfermedades intestinales.