Las góndolas de los supermercados están repletas de plástico inútil, y ese es justamente el lado oscuro de la abundancia occidental y de su desbocada capacidad productiva, principalmente en los países desarrollados.
No hay lugar donde se manifieste de manera más visible la prosperidad del primer mundo que en los supermercados, esos edificios mágicos y variopintos donde pareciera que todo lo que uno necesita para ser feliz está al alcance de la mano, sin importar su procedencia. Esto, ciertamente, es un avance en términos de confort, pero tiene sus consecuencias, sobre todo para el planeta.
Por suerte hay organismos que se dedican a estudiar este problema, como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la cual ha conducido una investigación según la cual el consumo de plástico va en aumento, y dentro de los próximos cuarenta años podría llegar a triplicarse. En la actualidad, son 460 millones de toneladas las que se producen anualmente, pero en el 2060 esta cifra quedaría chica, pues se estima que alcancemos las 1.230 millones de toneladas. Nuestra capacidad de procesamiento del plástico no puede lidiar con tanta cantidad.
Las góndolas de los supermercados están repletas de plástico inútil, y ese es justamente el lado oscuro de la abundancia occidental y de su desbocada capacidad productiva, principalmente en los países desarrollados. Basta darse una vuelta por los lugares donde solemos hacer las compras para comprobarlo.
La GDO y su afición al plástico
La manera en que se distribuyen los alimentos en diversos puntos de venta minoristas fue analizada por la Changing Markets Foundation, con la colaboración de 17 asociaciones nacionales. En concreto, se estudió el caso de 130 minoristas pertenecientes a 13 países diferentes. Es notorio el exceso de plástico inútil para la venta de alimentos en los supermercados, sobre todo en el rubro de las frutas y las verduras.
Los resultados que arrojó la investigación mencionada hicieron que la fundación adoptara una posición más bien escéptica respecto de las verdaderas iniciativas de los países estudiados para reducir el plástico empleado por la GDO (Gran Distribución Organizada). Y es que los números hablan por sí solos: “la puntuación media total de los 74 distribuidores fue de 13,1 sobre 100”, según el informe de prensa publicado. El panorama, en resumen, no es nada bueno.
Cabe aclarar que el puntaje varía dependiendo del supermercado pero también del país en el que éste se ubica, y sólo comparando esos datos es posible lograr una conclusión acertada. Por ejemplo, Carrefour obtuvo un puntaje bastante bueno en Francia, su país natal, pero en España acabó el último. Otro caso parecido, aunque no igual, es el de Lidl, empresa que en Reino Unido alcanzó los 44,7 puntos, mientras que en otros países obtuvo entre 13 y 23,7.
Para finalizar, hay que decir que, en términos generales, Francia es la que mejores resultados arrojó, principalmente, gracias a su ley anti-residuos, disposición que ha sido clave para comenzar a reducir la producción y el uso del plástico a gran escala.