La pobreza cero es una prioridad para transformar el mundo. Con estas pequeñas acciones puedes hacer tu aporte para alcanzar esta meta hacia 2030.
El mundo necesita una profunda transformación. Por eso, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) plantean las metas que la humanidad debe alcanzar en la próxima década. La agenda 2030 marca este camino, que está plagado de desafíos.
Entre esos desafíos, lograr la pobreza cero es el primero de los ODS. En un mundo desigual, con altas concentraciones de capital en pocas manos y personas muriendo de hambre, alcanzar esta meta es urgente.
La ONU estima que unos 700 millones de personas son pobres en el mundo. Y si bien la gran responsabilidad de la distribución de los ingresos está en los mercados, las empresas y los Estados, desde nuestro lugar podemos aportar un grano de arena.
La indiferencia es uno de los grandes problemas para poder solucionar estos problemas. Dejar de naturalizar la pobreza y la indigencia como parte de nuestras sociedades debiera ser el gran primer paso para tenderle una mano a quien tenemos al lado.
Para contribuir a cumplir a este objetivo, la ONU recomienda pequeñas acciones que podemos llevar a cabo desde el lugar en que estemos.
Uno de los grandes problemas que enfrentan las personas en situación de pobreza es la falta de oportunidades. Esto está ligado a las acotadas posibilidades de acceder a una educación gratuita de calidad.
Puedes involucrarte en disminuir esta brecha enseñando una habilidad o dando pequeños cursos en centros comunitarios. Redacción, informática, idiomas, preparación para entrevistas de trabajo, son algunos ejemplos de conocimientos que se pueden compartir.
Puede buscar en Internet donde funcionan estos centros y ofrece tus conocimientos.
Uno de los grandes aportes que puedes realizar es apadrinar a un niño para costear su educación, alimentación y sanidad. Hay muchas organizaciones que gestionan este tipo de acciones.
Garantizar el desarrollo de los más pequeños (intelectual y sanitario) es otra de las metas de los ODS para transformar nuestro mundo.
El consumo responsable es una gran herramienta para combatir la pobreza. Detente en la góndola del supermercado y pregúntate qué origen tiene el producto que estás comprando. Existen sellos que garantizan que ciertos alimentos (como el cacao, el chocolate o la yerba mate) fueron producidos sin trabajo infantil y con una retribución justa para los trabajadores.
Muchas empresas están también certificadas como sostenibles. Son las denominadas empresas de triple impacto. Asegúrate de comprar ropa en empresas con esta certificación ya que uno de los ejes de este modelo de negocio es impactar positivamente en las comunidades involucradas con el emprendimiento.
El desperdicio de alimentos es uno de los grandes problemas de nuestra sociedad. Por año se tiran 1.300 millones de toneladas a la basura. No compres comida de más, y si lo haces, dona lo que te sobre a instituciones benéficas.
Por lo general se necesitan alimentos no perecederos, pero este tipo de comidas procesadas son responsables de la malnutrición de millones de personas que no pueden acceder a una dieta de calidad. Si puedes, dona carnes, verduras y frutas en buen estado para su consumo inmediato.
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