El ingrediente que más utilizamos durante el confinamiento para nuestras pizzas y donuts, por momentos parece no estar en los estantes del supermercado. Pero no es sólo el efecto de la compra compulsiva de harina.
La harina fue una parte muy especial de nuestras vidas durante dos meses tranquilos pero asimismo intensos. Las rosquillas, las tortas, las pizzas y los croissants no podían faltar nunca, y la vida volvía a tener sentido cada vez que el horno se encendía y se preparaba la masa del día. Incluso habiendo pasado el confinamiento, la costumbre de hacer nuestro propio pan no nos abandonó del todo.
No obstante, a veces es imposible encontrarla en el supermercado. Nos cansamos de buscar entre los anaqueles y estanterías, pero no está, como pasa con el aceite de girasol. Pero esto no es solamente culpa de los compradores obsesivo-compulsivos que se abarrotan de productos de primera necesidad, incluso de papel higiénico, algo que, incluso en un estado de emergencia, sigue representando una compra a granel injustificada.
Pero volviendo al tema de la harina, la razón por la que no la encontramos no es que no esté a la venta. Más bien, se trata de una estrategia del supermercado: se cambia continuamente de lugar, a partir de una decisión muy particular tomada por los grandes minoristas. La razón te sorprenderá.
La estrategia de la harina
Detrás de la aparente desaparición de la harina, existe una estrategia de marketing muy ingeniosa. De hecho, el aprovechamiento del perfil psicológico de los consumidores es el fundamento de este “engaño” de la venta minorista. Los supermercados saben muy bien que cuando hacemos las compras, no siempre vamos por los snacks, los congelados o las bebidas gasificadas, sino más bien por los productos de primera necesidad, tales como el agua, la leche, la pasta y la harina.
Por consiguiente, el hecho de que los productos más comunes estén exhibidos en los pasillos más arbitrarios no es consecuencia de la confusión o el desconcierto. ¿Has notado que, por ejemplo, entre la pasta y el agua se interponen una gran cantidad de pasillos?
El truco es bastante sencillo, de hecho. Consiste en mantener la mayor cantidad de tiempo posible a los clientes en sus locales. Esa es una de las razones por las que a veces compramos más de lo que teníamos previsto. En resumen, al permanecer durante más tiempo del necesario en el supermercado, hay una mayor probabilidad de que gastemos más dinero. Así que la próxima que salgas de compras, presta mucha atención. Ahora sabes cómo funciona el engaño y podrás darle un respiro a tu bolsillo.