Descubre cómo hacer cáscaras de naranja confitadas. Con esta receta podrás ahorrar y generar menos desechos ¡mientras disfrutas de algo rico!
Probablemente sepas que la naranja es fuente de vitamina C, ácido fólico y minerales. Pero, ¿qué sucede con su cáscara? También tiene muchas propiedades que lamentablemente terminan en la basura (o en un compost, con suerte).
La piel de la naranja es antioxidante (por sus vitaminas A y C), es un alimento antiácidos (por sus compuestos alcalinos que ayudan a equilibrar el PH digestivo) y, además, ayuda a bajar el colesterol (gracias a que contiene hespeditina).
Hasta ahora quizás solo la hayas rallado para saborizar algún bizcocho o galleta. Pero ese no es el único uso que puedes darle, por eso te traemos este tip para que la próxima vez que comas naranjas aproveches al máximo todo su potencial.
Se trata una receta para hacer cáscaras confitadas que podrás usar en preparaciones dulces o comerlas cuando tengas un antojo.
Cómo hacer confituras con cáscaras de naranja
Una vez que hayas exprimido el jugo o hayas sacado los gajos, debes retirar lo más que puedas la parte blanca de la cáscara. Esa es la única que no queremos, ya que le da amargor al glaseado.
Luego, corta la piel en tiras finas. Aunque puedes variar su tamaño, recomendamos no hacerlas muy gruesas o largas para que se cocinen bien.
Lo siguiente es poner en una cazuela partes iguales de agua, azúcar y cáscaras de naranja. Ejemplo, si tienes 500 gramos de cáscaras, debes poner 500 gramos de azúcar y 500 mililitros de agua.
Lleva todo al fuego hasta que rompa hervor. Allí deberás empezar a vigilar porque a medida que empieza a evaporarse el agua la consistencia se hace más espesa. Revuelve con una cuchara cada tanto para ayudar a que el azúcar se disuelva y se pegue paulatinamente en la cáscara.
Repite la operación las veces que sea necesario. A medida que quede menos agua, deberás mezclar más. Cuando ya se haya formado el almíbar espeso, revuelve permanentemente. En este momento, conviene bajar el fuego al mínimo hasta que ya casi no haya líquido.
Retira la cazuela del fuego y sigue mezclando para evitar que las cascaritas se peguen. Luego ponlas a enfriar en una rejilla o plato, bien estiradas y separadas.
Puedes guardar tus confituras en un frasco de vidrio; gracias al azúcar se conservan mucho tiempo. Eso sí, cómelas con prudencia porque si bien tienen muchas propiedades, también tienen mucho azúcar.
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