Lo que estamos por relatar es un verdadero récord espacial. ¡Es el hallazgo más impresionante de todos los tiempos!
El trabajo duro y la inteligencia son componentes fundamentales en ciencia. Pero es verdad que no siempre bastan estos dos elementos, sobre todo en esta clase de descubrimientos, en los que la suerte juega también un papel crucial.
Este sensacional e histórico descubrimiento que vamos a referir fue realizado por un equipo de astrofísicos que trabajan en la Universidad John Hopkins, Baltimore. Es una hazaña que hasta el presente se había considerado prácticamente imposible e inalcanzable, pero que ahora fue hecha realidad tras largos años de estudio e investigación.
Estos científicos fueron capaces de registrar, mediante una filmación del Telescopio Espacial Hubble, la imagen de lo que se considera la estrella más antigua y lejana del universo conocido. Esta imagen proviene de un elemento ubicado a más de 12.900 millones de años luz del planeta Tierra.
El telescopio pudo detectar una luz que tuvo origen hace más de 13 mil millones de años, en los albores de la formación del universo, que aun era joven y contaba con 700 millones de años. En otras palabras, fueron capaces de presenciar un objeto proveniente del principio de la historia universal.
Una estrella al mismo tiempo pequeña y gigante
Durante las últimas tres décadas el telescopio Hubble nos ha dado motivos de sobra para emocionarnos con sus imágenes del espacio, tan maravillosas e increíbles. Sin embargo, esta vez ha dado un salto impresionante. Cabe señalar que no se trata de una imagen por sí misma sensacional, puesto que los fotogramas no son tan nítidos como los que por lo general nos ofrece este telescopio.
La distancia, que excede los límites de nuestra imaginación por lo absurda que es, hace que la estrella detectada se vea muy pequeña. En el vacío y oscuro universo de reciente formación, nuestra estrella parece un diminuto punto descolorido, presentando una escena casi filosófica.
Se ha bautizado a la estrella con el nombre de “Earendel”, que en inglés antiguo se traduce por “brillante”. Pero lo que ante nuestros ojos desnudos se asemeja a una pequeña luz, tiene realmente una masa 50 veces mayor a la de nuestro sol y brilla cientos de miles de veces más. Por desgracia, la inconmensurable distancia que nos separa de ella no nos permite justipreciar su verdadero tamaño y brillo.
Un récord espacial propiamente dicho
El descubrimiento de Earendel ha superado al de Ícaro, realizado en 2018, cuerpo celeste que hasta la fecha ostentaba el primer puesto como la estrella individual más lejana observada. Tengamos en cuenta que Ícaro no se halla para nada cerca de la tierra: 4.000 millones de años luz lo separan de nosotros.
Este hallazgo abre nuevas vías de estudio para los científicos, puesto que la pequeña luminosidad que capturó el telescopio Hubble debe ser analizada para establecer si realmente se trata de una sola estrella o si estamos en presencia de un grupo de varias estrellas. Esto es algo bastante común en el mundo de la investigación científica, ya que a todo gran descubrimiento le siguen, como paso ineluctable, una serie de confirmaciones igualmente grandes.
Por otra parte, el descubrimiento de Earendel no sólo tiene el mérito de habernos llevado más lejos de lo que nunca habíamos ido con la oservación del universo, sino también el de haber permitido el comienzo de un método novedoso de investigación y experimentación, esto es, ha despejado el camino para una nueva etapa en la ciencia astronómica que hasta el momento era inexplorable.
Estamos hablando del estudio de las estrellas primigenias y más antiguas, habitantes de lo que los astrónomos denominan Población III, y que se caracterizan por componerse sólo de Hidrógeno y Helio, elementos que existen desde el Big Bang.