Hay dolencias típicas del invierno, que nos hacen querer escapar hacia el calor del verano. La sorpresa es cuando las vivimos también en verano! Esos malestares siguen siendo creados por el frío, ese frío que nosotros mismos -paradójicamente-buscamos cuando tenemos calor. Sigue leyendo y entenderás de qué se trata.
Es cierto que el frío es responsable del dolor de garganta, de una nariz que gotea y la pila de pañuelos al lado nuestro. Pero no es exclusivo del frío, estos síntomas también pueden aparecer en verano y la causa es uno de nuestros supuestos amigos: el aire acondicionado.
Es casi imposible imaginar la vida sin aire acondicionado, sobre todo, y paradójicamente, ahora que la temperatura asciende más con el calentamiento global. Pero el uso prolongado es muy perjudicial para la salud. A veces es mejor aguantarse el calor que el riesgo de una nariz tapada.
Resulta paradójico, pero el invierno no es la única época del año donde podemos padecer los síntomas del resfrío. El aire acondicionado nos lleva por el mismo camino.
Nada bueno para nuestro organismo
Sabemos que el calor puede hacernos padecer un estado de malestar insoportable, pero no es ninguna solución someterse al aire acondicionado. Termina por secar el aire de la habitación para poder enfriarlo.
Si vivimos en una casa con mucha humedad, el cambio generado por el electrodoméstico podría devenir en problemas respiratorios causados por la obstrucción nasal, garganta seca, faringitis y rinitis. Además, quienes padecen asma pueden resultar muy perjudicados. Hay que cambiar y limpiar los filtros regularmente para mantener el entorno lo más libre de perturbaciones posibles.
El uso prolongado también favorece el crecimiento de moho y las subsecuentes reacciones alérgicas muy peligrosas para gente con asma. En definitiva, no te decimos que no lo uses, sólo que lo moderes.