Según un estudio, las personas asisten a más reuniones virtuales que antes de la pandemia. Y estos encuentros son más agotadores que los presenciales.
El teletrabajo se metió en nuestras vidas de una manera que jamás hubiéramos imaginado antes de la pandemia de coronavirus. De repente, nuestros hogares se convirtieron en oficinas y pasamos a estar una mayor cantidad de tiempo frente a la computadora.
Junto con el teletrabajo llegaron las reuniones virtuales a través de las videollamadas. Skype, Zoom, Google Meet se incorporaron a nuestra vida y a nuestro léxico en muy poco tiempo. Se incrementaron entonces la cantidad de emails y de reuniones que tenemos a diario.
Así se desprende de un estudio realizado por la Escuela de Negocios de Harvard, que detectó que, por la virtualidad, hoy asistimos a un 12,9% de reuniones más que antes de la llegada del covid-19.
Este estudio se realizó analizando los correos electrónicos de más de tres millones de personas repartidas en 21 mil empresas de 16 países. La información recolectada a través de un software generó un gran volumen de metadata que permitió analizar el comportamiento de estas personas a través de sus rutinas de trabajo digital.
De esta manera, se pudo detectar el incremento de reuniones. Pero también se pudo saber que son más las personas que participan de estas reuniones. El estudio se llevó a cabo analizando emails y datos de las reuniones virtuales, en un periodo de ocho semanas anteriores y ocho semanas posteriores al confinamiento más estricto de 2020.
Los investigadores detectaron que el tiempo de reuniones se redujo un 20,1% en promedio, pese a que son más las reuniones que se mantienen por día. Además, se pudo divisar que la jornada laboral, en promedio, se prolongó en 48,5 minutos más.
El estudio se focalizó en los metadatos obtenidos por el software, por lo que es difícil dilucidar a qué obedece esta caída en el tiempo de reuniones. Las hipótesis son dos: se aprendió a hacer reuniones más productivas y cortas, o se está haciendo un uso desmedido de reuniones cuando los temas a tratar se podrían haber resuelto por email.
Por otro lado, también se ha estudiado el efecto que tienen las videollamadas en las personas. Según un estudio del Massachussets Institute of Technology (MIT), las personas se sienten más fatigadas luego de una reunión virtual en comparación con una reunión presencial.
Es por esto que, a lo largo del 2020, las grandes compañías de software se dedicaron a implementar cambios e incorporar funcionalidades a sus plataformas de videollamada.
La explicación la tiene otro estudio publicado por la Universidad de Stanford. Resalta que esta fatiga se debe a farios factores: el contacto visual constante con los otros asistentes, vernos a nosotros mismos en la videollamada, por la poca movilidad que registramos para no salirnos del pequeño encuadre, y por el esfuerzo cognitivo que significa decodificar un mensaje audiovisual.
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