No hay demasiados secretos para tener una vida sana y equilibrada. De hecho, casi todo depende del modo en el que comemos y la hora en que lo hacemos. Tomar tentempiés nocturnos, por ejemplo, no le hace nada bien a nuestro cuerpo.
El mantenimiento de una máquina tan compleja como nuestro cuerpo debe ser regular, así como un coche de Fórmula Uno hace varias entradas a boxes durante una carrera. La frecuencia de nuestra alimentación y el tipo de comida son la única manera de cuidar nuestro organismo, pues no existen las soluciones mágicas.
Pero no se trata solamente de vivir por más tiempo, sino también de hacerlo de la mejor manera, retrasando el deterioro propio del envejecimiento -algo que todos atravesaremos. Para lograr ambas cosas, pues, es clave llevar adelante una dieta baja en calorías y sin tentempiés nocturnos, algo que descubrieron en el Centro Médico Southwestern de la Universidad en Dallas a partir de un estudio. Veamos cuáles son las consecuencias para nuestro vínculo con la comida.
Hagamos una aclaración previa, la comida no es solamente un medio para subsistir. Como humanos, hemos desarrollado la capacidad de compartir la comida como un momento significativo, de manera que una dieta hipocalórica no implica abandonar por completo la comida menos sana compartida con los amigos.
Pero esto no quiere decir que podamos vivir a base de excesos alimenticios, ya que abusar de ciertas comidas puede traer problemas a nuestra salud. Todo se basa en el equilibrio entre una dieta sana y los gustos que de vez en cuando nos permitimos. Pero veamos qué dice el estudio que mencionamos más arriba.
Cómo mantener la juventud al cenar
A pesar de que no existan pruebas concluyentes al respecto, la investigación desarrollada por la Universidad de Texas comprobó que la reducción de las calorías en un tercio puede aumentar la esperanza de vida de una persona, puesto que dicho recorte no impide absorber los macronutrientes esenciales para el organismo.
El estado de la investigación es limitado para alcanzar conclusiones definitivas respecto de los seres humanos, ya que los estudios fueron realizados sobre animales por parte del Southwestern Medical Center. Los resultados arrojados, sin embargo, permitieron demostrar que aquellos monos que seguían una dieta hipocalórica y no comían durante toda la noche (12 horas exactamente) vivían más años que el resto. Asimismo, se demostró que envejecían con posterioridad.
En definitiva, según esta investigación, ingerir menos comida puede retrasar la vejez y alargar la vida. Lo único que hace falta es que, entre la cena y el desayuno, pasen 12 horas. De este modo, todos nuestros procesos biológicos se llevarán a cabo de la mejor manera.