En verano especialmente, la limpieza es una práctica fundamental para la supervivencia. ¿Qué se hace si el único jabón que queda para lavarnos es pequeño e inservible? Pues bien, creamos un jabón sin costo, con respeto de la naturaleza y cuidando el bolsillo. Averigüemos juntos cómo hacerlo.
Si hay un invento excepcional que ha mejorado enormemente nuestras vidas, ese es el jabón. Pero tiene un lugar especial y una historia muy antigua por detrás. El primer registro data del 2800 a.C., en Babilonia. Fue un descubrimiento de un material similar al jabón guardado en los cilindros de arcilla. Allí estaban los secretos del jabón que, de alguna manera, comenzó en la Mesopotamia. Aunque hay otros testigos.
Los egipcios ya se lavaban con regularidad. La mezcla que usaron para crear el jabón era utilizando grasa animal y aceites vegetales, Trona y un mineral del valle del Nilo. Estos registros son un testimonio de que la higiene personal fue un tema recurrente en la historia de la humanidad. Sin embargo, tras la caída del imperio romano, se produjo un duro revés. El uso del jabón se usó poco y recién después del 1000 d.C. es que se tienen registros del jabón como lo conocemos.
Especialmente en verano, la limpieza es una práctica fundamental para la supervivencia del individuo y si nos quedamos sin, pues simplemente fabricamos otro que favorezca el activismo ambiental y no nos destruya el bolsillo. Vamos a descubrirlo juntos.
Truco súper barato para cuando te quedes sin jabón
Vamos a necesitar una olla, agua y trozos viejos de jabón. Comienza cortando el jabón en pequeños trozos, como rallándolo y que se disuelva más fácilmente. Luego hierve el agua y añade tres cucharadas de jabón rallado, mezclando todo.
Mezcla y cuando se haya derretido completamente, transfiere el líquido a un recipiente. Espera a que se condense durante toda la noche y estará listo para usarse al día siguiente.