La soja texturizada te puede ayudar a comer menos carne. Si la preparas de la manera adecuada puedes incorporarla en casi cualquier plato.
¿Quieres reducir tu consumo de carne? Pues en la soja texturizada encontrarás un buen aliado para no extrañar esos cortes jugosos. No es mágica, pero preparada adecuadamente con los condimentos correctos verás que no faltará sabor en tu paladar.
Y es que la carne es un elemento central en nuestra dieta. Si quieres abandonarla por completo, te recomendamos que veas un nutricionista para que te explique cómo hacerlo. Pero si buscas una opción flexitariana la soja tiene la respuesta.
Qué es la soja texturizada
Este alimento se obtiene del grano de soja, planta que se cultiva prácticamente en todo el mundo. Para que llegue a nuestra mesa debe pasar por un proceso de varios pasos, pero no tiene ningún aditivo químico o colorante malo para nuestro organismo. Y tampoco contiene grasas.
La soja texturizada es un producto que se genera luego de que los granos son prensados para extraerles todo su aceite. Lo que queda de esta comprensión va un proceso de donde sale la harina de soja.
Esta se produce mediante deshidratación, lo que deja los restos de la soja con un aspecto muy parecido a la corteza de pan o croutons. Esto es lo que se denomina soja texturizada y lo que se empaca para su comercialización sin más aditivos.
¿Cómo incorporarla a nuestra dieta?
La soja texturizada se puede conseguir en prácticamente cualquier supermercado. Si te cuesta encontrarla puedes ir a cualquier herboristería o almacén de productos saludables. Viene en paquetes de diferentes tamaños y la reconocerás por esta forma de miga.
En cuanto a la cantidad, te puede servir de referencia que una taza de té llena de soja texturizada puede ser utilizada para preparar una docena de empanadas.
Preparar comidas en base a este alimento es sencillo. Lo primero que debes hacer es hidratar la soja texturizada.
Para esto la tienes que dejar reposar en un cuenco con agua recién hervida por cinco minutos. Presta mucha atención al reloj, porque si te pasas de este tiempo las «migas» te quedarán como babosas.
Una vez pasados los cinco minutos, debes escurrir la soja texturizada para sacarle todo el excedente de agua. Lo puedes hacer con un colador, para asegurarte que quede lo menos húmeda posible.
Ya con la soja hidratada y escurrida es momento de la magia. Si le pones un poquitito de aceite verás como en apariencia es similar a la carne. Si la condimentas con las especies que más te gustan la incorporarás rápidamente a tu dieta.
Con esta preparación ya lista puedes agregarla a cualquier receta y reemplazar la carne que solías poner en ella.