El teletrabajo redujo las emisiones de gases contaminantes por movilidad en las grandes ciudades. El desafío es cómo utilizar Internet de manera sostenible, para el bien de nuestra salud y el medioambiente.
La pandemia por coronavirus nos obligó a recluirnos y cambiar nuestros modos de vida. En muchas ciudades del mundo el tránsito en las calles se redujo drásticamente y miles de millones de oficinas se vieron vacías. El teletrabajo apareció con fuerza y esto significó un descenso de emisiones de carbono, ¿pero cómo afecta al ambiente el modo en el que trabajamos hoy?
El teletrabajo fue una de las respuestas al problema planteado por el confinamiento. Muchas empresas descentralizaron sus rutinas de los grandes edificios y servidores y el trabajo se trasladó a nuestros hogares.
El cierre todavía vigente de oficinas para reducir el número de contagios por covid-19, ha provocado que las emisiones de carbono antes generadas por la movilidad al lugar de trabajo (en vehículos o transporte público) haya decrecido. Pero por otro lado, han aumentado la cantidad de horas que pasamos conectados a Internet trabajando en la nube desde casa.
Algunos expertos aseguran que para reducir el impacto que generamos con nuestros hábitos deberíamos trabajar combinando formas. Esto sería con trabajo en un lugar físico cerca de nuestro hogar que nos permita movernos en bicicleta o caminando y parte de esa jornada laboral hacerla desde nuestro domicilio.
Esto está aconsejado no sólo por el impacto ambiental, sino también el impacto psicológico y emocional. Se considera que el contacto humano entre pares no puede ser reemplazado por las videoconferencias.
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También se plantea este modelo dual de trabajo porque teletrabajar tiene también sus lados oscuros. Entre ellos se detallan que son cada vez más escasos los tiempos de desconexión y ocio, al tiempo que cuando no se están realizando tareas laborales las personas tienden a ocuparse de tareas domésticas.
Por otro lado, no hay que perder de vista que el tiempo que uno permanece conectado a Internet genera un impacto ambiental que contribuye al calentamiento global.
Acá, el principal problema es el exceso de horas en el que los ordenadores y los móviles permanecen conectados consumiendo datos. Existe hoy un uso descontrolado de las conexiones y lo ideal sería migrar hacia un modelo más controlado. Es por esto que los modelos actuales de teletrabajo no son sostenibles.
Este descontrol en las conexiones no sólo está dado por la cantidad de horas que permanecemos frente a los dispositivos, sino también en el uso que se hace de las diferentes herramientas para trabajar, como las videoconferencias, los mails y el almacenamiento de datos en la nube.
Hacer un uso sostenible de la conectividad implica dejar de lado algunas comodidades asociadas a solucionar todo con un clic. Cada archivo almacenado en nuestros ordenadores o en la nube está generando un consumo energético que luego tiene un impacto en el ambiente.
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Lo mismo ocurre con las casillas de mails abarrotadas de mensajes innecesarios pero que ocupan espacio y demandan energía.
Lo único que vemos los usuarios son las interfaces gráficas con las funcionan de las aplicaciones, pero no somos conscientes que detrás de ellas existen enormes granjas de servidores que necesitan grandes volúmenes de energía y cables para poder funcionar y almacenar nuestros datos durante los 365 días del año.
El exceso de consumo de datos no es sólo responsabilidad de los usuarios, sino también de las empresas de telecomunicaciones y tecnológicas, que a través de distintas estrategias demandan la conexión permanente y ofrecen los servicios de conectividad ilimitada para ello.
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En el mundo de la nueva normalidad y con la expectativa de dejar atrás aquellas prácticas más cómodas y contaminantes -como la utilización del automóvil particular- se espera que el retorno al mundo laboral físico sea más amigable con el ambiente.
Estrategias de movilidad sostenible como el transporte compartido, el mayor uso del transporte público o de medio alternativos como las bicicletas tienen las respuestas para mitigar el impacto de las emisiones de carbono junto con un uso sostenible de Internet.
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