Descubre cinco termas del mundo, hermosos destinos para cuidar la salud todo el año con el efecto détox de las aguas y la fangoterapia.
En la era de los romanos, la hidroterapia fue un pasatiempo de lujo al que solo las clases adineradas podían tener acceso. Y los balnearios termales eran percibidos principalmente como lugares de ocio y socialización.
Con el avance de los estudios epidemiológicos de mediados del siglo XIX e inicios del siglo XX, unas de las principales innovaciones en materia de tratamientos médicos fueron la talasoterapia y la balneoterapia.
Los tratamientos basados en las propiedades de las aguas termales eran recomendados sobre todo en el diagnóstico de cuadros severos de asma y enfermedades respiratorias, reumatismos, problemas gastrointestinales y cardíacos, afecciones cutáneas, neurosis, alergias, entre otros.
Según la Sociedad Internacional de Medicina Hidrológica, las aguas termales provocarían mejoras en afecciones de la piel como psoriasis, dermatitis, afecciones por hongos y lesiones. Esto debido a la presencia de sulfobacterias, que ayudarían al organismo a fortalecer el sistema de defensas de la piel.
A nivel general, las aguas termales producen algunos efectos en el cuerpo humano como el aumento de la presión hidrostática, mejorando la circulación y la oxigenación. Hoy en día, pasar tiempo en estos destinos es un hábito saludable que contribuye a la prevención de enfermedades y a aportar calidad de vida.
Por eso, te invitamos a descubrir cinco lugares para disfrutar de las termas por el mundo.
“El castillo de algodón”, es como se conoce a este atractivo inigualable, con una belleza salida de cuento de hadas. Este lugar es producto de un movimiento tectónico de placas situadas en el valle del río Menderes, en la provincia de Denizli.
Lugar de leyendas de dioses y aguas termales únicas en el mundo, que forman parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Sus cascadas mueven grandes cantidades de minerales como calcio o bicarbonato.
Los surcos que enmarcan y contienen los piletones naturales de Pamukkale se formaron con la piedra caliza y travertino, además de otras piedras que destacan el deslumbrante blanco propio del lugar. A la distancia se captan sus terrazas de diversas alturas y profundidades, alcanzando los seis metros de altura.
En las Azores, en la Isla San Miguel, entre frondosos bosques portugueses de laurisilva se encuentran estos calderos de aguas termales de diferentes temperaturas: Poça de la Cascata, con alrededor de 24 °C, y Poça dos Vimes y Poças dos Fetos, cuyas aguas son más calientes.
En el lugar, la intensa energía del volcán Água de Pau se presiente, ya que los calderos se encuentran sobre su ladera.
Solo están habilitados algunos sitios para baño público, estando prohibidos en la fumarola, donde el agua puede alcanzar los 100 grados.
Entre Uyuni y San Pedro de Atacama encontramos estas termas naturales que son un deleite ante el contraste de temperatura que ofrece con respecto al frío del clima exterior. Todo un desafío para desvestirse y animarse a una zambullida.
En las proximidades de este atractivo termal, encontramos un plus de sitios dignos para dedicar parte de la travesía. Uno de ellos es la Laguna Chalviri, con riqueza de biodiversidad para hacer largas sesiones fotográficas. O el desierto Salvador Dalí, de texturas rojizas y ocres. También la formación más extraña del Árbol de Piedra y el campo térmico de los géiseres Sol de Mañana, con fumarolas que pueden alcanzar los 50 metros de altura.
Envueltas en el entorno de bosque patagónico, a 60 kilómetros de San Martín de los Andes se encuentran las pequeñas cascadas de aguas termales del Queñi y sus piletas. Recibe el nombre por la proximidad del Lago Queñi, que pertenece al territorio chileno de la zona de Valdivia.
Del lado argentino, deslumbran al visitante el lago Nonthue y una arbolada de enormes arrayanes. Mientas que del lado chileno hay servicios turísticos para practicar senderismo y trekking entre Hua Hum y el lago Queñi.
Toma nota: el verano es la temporada ideal para conocer las termas del Queñi. No te olvides de llevar tu propia agua para beber ya que el agua no es potable por presencia de azufre, amoníacos y otros compuestos tóxicos para el organismo humano.
A 50 kilómetros de Reikiavik se encuentran las aguas termales de Laguna Azul, cuya temperatura media de 38 °C contrasta extremadamente con el clima exterior. ¡Seguramente tu cabello se congelará al mojarse y entrar en contacto con el aire!
Es una gran pileta de aguas azules, con profundidades que pueden alcanzar los cuatro metros. El contenido de sílice es tan elevado que flota sobre el agua como una gran mancha blanquecina, otorgando al espejo acuoso un aspecto fantástico que se irrumpe con el tono de la lava negra de su fondo.
Una curiosidad sobre este lugar es que se formó a partir de un accidente. En 1976 se produjo un derrame en la central geotérmica que se encuentra al lado del lugar, formando la Blue Lagoon.
Otros destinos para hacer balneoterapia son Laguna Secreta, los baños naturales del Myvatn, Seljavallalaug y la piscina de Hofsós, en la zona norte de Islandia.
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