En el supermercado hay una gran variedad de frascos de mermelada de diferentes colores que nos tientan a comprarlos, sobre todo cuando el calor nos invita a comer productos frescos. Sin embargo, a la hora de elegir hay que saber que no todos son iguales.
El problema es que, debido a la gran cantidad de ofertas, no solemos guiarnos por la calidad del alimento en sí, sino más bien por el efecto que provoca en nosotros su envase y la manera en la que el producto se nos ofrece, destacando sobre el resto. Pero ese efecto no está librado al azar: es el objetivo propio del Marketing.
La mermelada ha pasado a ser uno de los productos más vendidos, junto con los snacks y otros de primera necesidad como detergentes y champús. El hecho es que son tan solicitados que la oferta es cada vez mayor, y en el caso de la mermelada más todavía, sobre todo en esta época donde lo que parece orgánico, dietético o fit se consume con mucho entusiasmo.
En definitiva, en el supermercado hay una gran variedad de frascos de mermelada de diferentes colores que nos tientan a comprarlos, sobre todo cuando el calor nos invita a comer productos frescos. Sin embargo, a la hora de elegir hay que saber que no todos son iguales. Es más, nueve de cada diez veces nos dejamos engrupir por el nombre de los productos y no lo sabemos. Sigue leyendo para saber de qué se trata todo esto.
No siempre es mermelada: no te dejes engañar
Por lo general compramos ciertos productos pensando que son mermelada pero no es así. Existen parámetros bien establecidos para esta denominación, basados en disposiciones de la UE. Sólo es mermelada aquel alimento elaborado a partir de cítricos, untable, y que contiene por lo menos un 20% del producto acabado.
El alimento untable que contiene otro tipo de frutas, como fresas, cerezas y frutos rojos, se llama dulce (confettura). Sin embargo, hay que aclarar que para obtener esa denominación debe contar con al menos 35% del fruto en cuestión. Si el porcentaje es menor, se le añade un adjetivo extra.
En tercer lugar, existe otra variedad de producto a base de frutas, esto es, la compota. En este caso, se trata del más saludable de todos los de su clase, ya que no contiene azúcar agregado, solo el de la fruta.
Como vemos, no todos los productos hechos con frutas son mermelada. Existen muchas variedades, y la única manera de diferenciarlas es leer atentamente lo que dicen las etiquetas.
Si después de ver las características de los productos que vende el supermercado sigues con ganas de comprar en lugar de hacer tu propia mermelada o compota, es mejor que sepas distinguir entre los frascos a partir de la cantidad de azúcar y de fruta natural. De esta manera estarás comprando basándote en información y no por mero impulso.