Sin siquiera mirar el aire acondicionado, te traemos algunos trucos muy especiales para que ahorres dinero y no sufras más el calor.
Sabemos que resulta casi irrisorio que, con estos calores, propongamos no prender el aire acondicionado. Las temperaturas llegan a niveles absurdos, cuesta respirar y aquellos que no pueden ir a la playa y deben quedarse trabajando, saben lo arduo que es quedarse en la ciudad cuando es azotada por los 40°C.
En esos momentos parece que la única opción es huir hacia el aire acondicionado, que, poco tiempo, regala una brisa deliciosa que inunda la casa. El problema es que su uso continuo tiene una injerencia muy marcada en las facturas, lo cual no hace más que traernos más complicaciones a una vida ya repleta de ellas.
¿Qué harás cuando te digamos que la casa quedará de maravillas sin apelar al aire acondicionado? Podrás lograr la misma sensación dérmica que brinda el aire acondicionado. Vamos, ya, a descubrir algunos trucos que van a dejarte sin palabras.
Con este método, queremos mostrarte cómo mantener fresca tu casa y ahorrar dinero en el proceso
Sabemos que mantener el aire fresco dentro de la casa sin que se escape es un reto. Sobre todo, con la presión externa y caliente queriendo entrar, pero puedes lograrlo siguiendo algunos sencillos trucos. Claro que 30 minutos de aire acondicionado no va a afectar drásticamente tu bolsillo, pero si has hecho el hábito de mantenerlo encendido, estás en el lugar equivocado. Descubre las formas locas de solucionar ambos problemas: dinero y calor.
Para empezar, no menosprecies la relevancia de las persianas enrollables. Las persianas o contraventanas, con su respectivo filtro de luz, suelen permanecer cerradas o bajas, pero no es suficiente. El truco es, en un pasillo con luz eléctrica, colocar un ventilador entre dos ventanas con las persianas bajas. Las corrientes generadas se encontrarán, la del ventilador y la natural, y habrás garantizado el frescor.
Por otro lado, para que el calor no sea sofocante, puedes colocar láminas aislantes en las ventanas. Esas láminas que simplemente se aplican sobre el cristal de la ventana, puedes conseguirlas en cualquier ferretería, logrando así que pase la luz, pero no el calor. También puedes, si quieres lograr una zona tenue para descansar, por ejemplo, después de una comida, apelar a la versión blackout.
Para terminar, puedes aprovechar las ventajas de rociar agua helada sobre las cortinas de los distintos ambientes. De ese modo, y combinado el primer truco con este último, va a parecer que tienes el aire acondicionado encendido. Vas a disfrutar del frescor de una casa que ya no consume tanta energía eléctrica. Cuando se sequen las cortinas, simplemente, vuelve a rociar con más agua. Es ver para creer… o, mejor dicho, sentir para creer.