El dato surge de un estudio realizado en Estados Unidos. Las vacas alimentadas con esta alga emiten un 82% menos de metano en sus flatulencias.
No se espante por el título de esta nota y perdón por la falta de corrección política. Pero en un español llano y liso esto es lo que descubrió un equipo de científicos de Estados Unidos: si se incorpora un alga roja en la dieta de las vacas sus flatulencias emiten menos gases contaminantes.
¿Y por qué es importante esto? Bueno, básicamente porque, según datos de las Naciones Unidas, la producción ganadera genera tantos gases de efecto invernadero como el sector del transporte.
Este estudio fue llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California. Los científicos descubrieron si se incorpora en la alimentación de las vacas (puntualmente la especie Asparagopsis taxiformis) la emisión de metano producida por el sistema digestivo de estos animales se reduciría en un 82 por ciento.
Ermias Kebreab y Sesnon Endowed, responsables de la investigación, remarcaron que «este descubrimiento puede ayudar a los granjeros a producir de manera sostenible carnes y otros productos alimenticios que son necesarios para alimentar al planeta».
¿Cómo se realizó el estudio?
Los investigadores condujeron un experimento con 21 terneros durante cinco meses. Cambiando la alimentación de estos animales con suplementos de algas, se midió el peso y la emisión de gases por el proceso digestivo.
Los animales alimentados con una dosis diaria de 80 gramos de algas ganaron tanto peso como los que mantuvieron su dieta habitual. Por otro lado, se logró medir una reducción del 82% en la emisión de metano.
Esta reacción se genera porque esta alga inhibe una encima del sistema digestivo de las vacas responsable de la producción de este gas contaminante.
Cambio de dieta para reducir la contaminación
El metano es un gas conocido por ser uno de los grandes aportantes al efecto invernadero en la atmósfera. El estudio destaca que el 10% de la contaminación atmosférica que se genera en Estados Unidos proviene de la ganadería, y la mitad de estas emisiones es generada por las flatulencias de los rumiantes.
Esto está íntimamente ligado a la alimentación que reciben estos animales, que proviene principalmente de pasturas, heno y maíz. Es por esto que los científicos plantean la necesidad de cambiar la dieta de las vacas.
Kebreab y Endowed sostienen que esto es importante para alimentar a la humanidad y cuidar el ambiente. Así, el cambio de dieta parece un camino hacia la producción sostenible sin tener que afectar en grandes cantidades la producción de ganado.
Pero para el futuro quedan otros desafíos para afrontar. La presencia de esta alga en la naturaleza no alcanza para cubrir la demanda para alimentar a todas las vacas del planeta. Habrá ver de qué manera se puede cultivar para producirla a la escala necesaria.
Por otro lado, es fácil suministrarle este tipo de alimentos a animales que se encuentran encerrados. Ahora, ¿cómo se le proporcionaría el alga a las vacas que se crían a campo a campo abierto?